TnM_Luchando por amor 12

-La pelirroja quitó la mascara de su rostro mientras se escondía detrás de un árbol- Tenemos  que detener esto Jazz, ¡Thomas no puede pasar más tiempo con ella! –Dijo seria.

-Okey ¿Cómo lo haremos?

- No lo se, pero tenemos que hacer algo –Bufó.

-Bien, ya veremos que hacer, pero primero tenemos que seguirles. –Devolvió la mascara a su lugar y se fue de allí.

Con Thomas y Jennifer.

-Quien diría… Jamás pensé en conocer una Flynn que no fuera distraída… -Pensó mientras puso su mano en el hombro de la rubia.

- Quita tu mano de mi hombro ¿Acaso no sabes de una manera más original para coquetear?
–Burló mientras seguía viendo la película.

-Esto… Tienes lindos ojos –Dijo algo avergonzado.

-…Gracias. –Contestó en seco.

De pronto la luz del cine se fue, dejando a todos los presentes totalmente ciegos.

-Y al fin la película se ponía interesante… -Con un suspiro se levantó de su asiento y fue hasta la salida acompañada de Thomas.

Luego…

- Al fin dejamos ese lugar, la gente es una caja de nervios

- Si, sus gritos ya me estaban mareando…

- Bueno, ya no importa, vamos

- ¿A dónde?

-…A casa ¿A dónde más?

- Creí que podríamos ir a tomar un helado o algo así…

- Paso.

- Bien, entonces ¿Qué quieres hacer?

- Llévame a casa. –Dijo casi en una orden..

- Pero-…

- Si no quieres acompañarme no tengo problema –Comenzó a caminar.

- Okey, vamos

- Tsk, esta bien…

-… Este… Jennifer… Además de Stephanie, ¿Qué otros amigos tenías en New York?

-Algunos que conocí desde que era muy pequeña, otros conocidos hace unos meses, puedo decir que fueron unas de las pocas personas que podría llamar amigos…-Suspiró soltando una sonrisa.- …Fue una pena tener que dejarlos.

-¿Por qué se mudaron?

- Porque papá dijo que sería mejor estar cerca de toda la familia, no es que yo pidiese irme, al contrario la verdad… Aunque, me acostumbraré a Danville, o al menos eso espero.

- Pero… Dejaste una vida en esa ciudad

- Lo se, pero tengo intención de volver a empezar aquí…

-…Eres optimista…

-…No me queda más opción que serlo…

- …Bueno… Y además de tus padres, los tíos; Phineas e Isabella… ¿Tienes más familia?

- Pues… La tía Andrea y-… ¡Hey! ¿Nos acabamos de conocer y ya quieres saber todo de mi vida? –Preguntó molesta.

- Tranquila, no dijiste mucho –Rió despacio.

- No es gracioso Fletcher, lo que viví en New York se quedó allá, no quiero volver a recordar todo y menos si él no está aquí… - Siguió caminando a paso firme con el entrecejo fruncido.

- ¡Espera! – Le alcanzó.- Lo siento, no pensé que fuera un tema tan serio para ti...

- Déjalo…

- Oye… Solo si no es demasiado entrometerme, ¿Quién es ese “Él” del que hablabas?

-Suspiró pesadamente.-Si, te estás entrometiendo demasiado, “Él” no es un tema de tu incumbencia…

-… lo siento…

- …Ya no importa, solo imagina que  jamás tuvimos esta conversación  y ya. Nos vemos otro día. Adiós, Fletcher.

La chica de cabellos dorados se despidió dedicándole una coqueta sonrisa y entró a la casa.

- A-Adiós… -Musitó.

Luego de entrar a la casa y saludar a sus padres se  fue directo hacia su habitación, cerrando la puerta con llave al entrar.

- Al fin en casa...

Se recostó sobre su cama y tomó una foto de su cómoda. Antes de poder pensar o decir nada escuchó la voz de su madre llamándole a cenar.

- ¡Jenny a comer!

- Tsk… ¿Por qué no me lo dijo cuando les saludé?… -Se levanta- ¡Ya voy!

Luego de cambiarse de ropa bajó rápidamente por el tubo de la escalera.

- Hija, ¿Cómo te fue en tu cita? –Preguntó Marck mientras se sentaba a la mesa.

- No fue una cita. Y no fue nada fuera de lo común, fuimos al cine y nada más, creo que no fue idea salir…

- Oh que pena, pero bueno, tienes catorce años y… –Susurrando- …Lamentablemente… Tendrás muchas citas más

- De momento no me interesa mucho, pero gracias por el apoyo papá

- De nada –Sonrió.



En la casa Fletcher D.

- Que día... Hoy no cenaré mamá –Entró a su casa caminando pesadamente.

-¿Por qué? –Preguntó la mujer.

- Estoy algo cansado y no tengo hambre

- Oh, muy bien. Descansa Tommy

- Gracias mamá…

Thomas bostezando subió las escaleras hasta llegar a su habitación, llevándose una gran sorpresa.

- ¿¡Pero qué-…

-¡Thomas! –Xavier y Fred estaban de pie en su habitación, con notoria molestia en su rostro.

-¿Qué hacen aquí? –Exclamó enojado.

- ¿Podrías explicarnos por que saliste con otra chica?

- ¿Eh? ¿Por qué debería explicarles a ustedes? ¿Son mi novia o que? –Comentó irónicamente.- ¿Y a que te refieres con “otra” chica?

-Por que tendrías que haber salido con Marie, ¡No con su prima! ¡Y la acabas de conocer!

- ¡Agh! ¡No me molesten con eso! ¡Puedo salir con quien quiera y eso no les importa ni a ustedes ni a Jasmine!

- ¡Ese no es el Thomas que conocemos! ¡Dijiste que lucharías por el amor de Marie hasta el final!

- ¡Pues me cansé de luchar! ¡Ella jamás dejará de verme como su primo! ¡Y si piensan a que me quedaré toda mi adolescencia esperando a que se de cuenta están muy equivocados! –Replicó gritando.

-¡Bien! ¡Pero te vas a arrepentir de todo esto!

. ¡Basta! ¡No quiero oírlos! ¡Fuera de mi habitación!

Ambos sorprendidos y enojados por la actitud de su amigo, se fueron de la habitación dando un fuerte golpe con la puerta.

- ¡Es el colmo! –Se quejó.- ¡De seguro Jasmine les dijo que hicieran todo esto! –Se lanzó a su cama aún enojado.- Será mejor dormir, mañana seguramente volverán a molestar con lo mismo…

Con Jazz.

- ¡No puede ser!

- Lo se Jazz… Thomas parecía otro chico cuando fuimos a verlo…

- No, no, no, es imposible, no puede renunciar, ¡No por esa chica que acaba de conocer!…

- Tenemos que hacer algo, alejarlo de ella o acercarlo más a Marie ¡No lo se!

- Eso lo decidiremos mañana, tengo que cortar, gracias por ayudarme Fred, lamento que Thomas te gritara por mi culpa…

- …No fue nada –Contestó dulcemente.

- No se que haría sin ti…

-…G-gracias –Dijo con fuerte rubor en sus mejillas.

- ¡Hija la cena está lista! –Se escuchó desde la sala, era la madre de Jasmine.

- ¡Ya voy mamá! Debo colgar Fred ¿Nos vemos mañana entonces?

- Seguro, adiós Jazz –Dijo nervioso-

-Adiós Fred –Sonriendo cortó la llamada y dejó el teléfono sobre una mesita al lado de su cama.

-Aah… -Suspiró y continuó con tono meloso-…Amo a esa chica…

- Lo se, lo repites todo el día y hasta dormido, me mareas hermano…

- Eres un amargado, lo dices por que eres el único que no está enamorado…

-Tomó una almohada lanzándosela directo a la cara.- Cállate y duerme…

-Okey, okey –Se recostó mirando al techo.- Mañana será un día muy largo…

Con Marie.

- Marie… No haz  probado tu comida ¿Pasa algo? –Preguntó Isabella.

- ¿Ah? N-no mamá…

- ¿Estás segura? Te veo triste

-Si, no es nada, no tengo hambre, iré a dormir, hasta mañana… -Dificultosamente sonriendo se levantó de la mesa.

Se despidió y subió a paso lento a su habitación. Phineas, triste y a la vez preocupado, se levantó de su asiento con la intención de subir a hablar con Marie, pero fue detenido por Isabella quien tomó su mano.

- Déjala… Tal vez, necesita pensar un poco

- Necesito saber que le pasa, odio verla así de triste

- Tranquilo –Lo abrazó con dulzura- ¿Acaso no recuerdas tus catorce años? ¿Algún problema amoroso con una chica?

-  S-si… C-contigo… -Tartamudeó.

- ¿En serio?

-Asintió con la cabeza.- Fue difícil entender el concepto…

- Lo se, te diste cuenta a los dieciséis…

- …Lo se, lo siento –Rió hacia sus adentros.

- No se como terminamos casados luego de todo eso con Antonio-…

- …No me recuerdes a ese… Chico… -Se quejó haciendo un infantil puchero.

- Ups, lo siento –Burló jugando con el cabello del pelirrojo.

…

…Al otro día.


- ¡Mamá! –Gritó Jennifer bajando las escaleras..

- ¿Si hija?

- Iré a caminar un poco… Quiero conocer al menos un poco de la cuidad.

- De acuerdo, vuelve a la hora del almuerzo –Le besó la frente y se despidió.

-…Claro.

La chica salió de la casa y caminó hacia la salida del jardín, topándose con el Thomas al salir.

-¡Ah! –Cayó al suelo.- ¡Fletcher! –Se quejó y le afirmó de la camiseta.- ¡La próxima vez que no te fijes por donde vas te sacaré los ojos y haré que te los tragues! –Dijo con bastante enojo al chico de cabellos café.

-Vaya… ¿Por qué de tan mal humor princesa? –Burló con coqueta sonrisa.

-¿Qué…? –Su expresión cambió radicalmente, ahora se notaba más bien sorprendida.

-¿Por qué estás de mal humor?

-No, lo otro…

-¿Princesa?

-¿Me…. Dijiste princesa?

-¿…Sí?

La joven se quedó parada con la mirada perdida en algún lugar. Lo dicho por Thomas le llegó como un balde de agua fría.

-¿Estás bien?

-¿Eh? Ah… Si…

Comenzó a caminar derecho sin levantar la vista, sumida totalmente a sus pensamientos, Thomas decidió acompañarla vigilando que no tropezara, le preguntó miles de veces que le sucedía, sin obtener respuesta alguna.

-¡Jennifer! –Gritó preocupado.

-…¿Qué pasa? –Su tono de voz no tenía emoción alguna.

-Mejor dicho. ¿Qué te pasa a ti?

-…Nada.  –Contestó en seco volviendo en si.-Ya no tienes que seguirme, solo voy a pasear, quiero conocer un poco el lugar…

-Si te pierdes será tu culpa –Soltó con sonrisa burlona.

-Cállate. –Replicó con el mismo tono de antes y siguió su camino sin prestar la más mínima atención al chico.



-Narra Jennifer.-

Ignoré totalmente a Thomas caminando a paso firme, ¡Me quedé congelada solo por lo que dijo! Es imposible que una sola palabra me ponga así, me trae tantos recuerdos… Tsk, me he puesto dramática este ultimo tiempo, estúpidos recuerdos y estúpidos sentimientos...

Sin darme cuenta choqué con que parecía ser una tienda, luego de maldecir hacia mis adentros al edificio, me levanté y miré el cartel de la tienda, ¿El correo?... ¡Cierto! ¡Yo quería enviar una carta! Entré rápidamente y compré un sobre, tomé la carta de mi bolsillo y la introduje en el, escribí la dirección y destinatario tan rápido como me lo permitía mi mano, al terminar, le di el escrito tan preciado para mi al encargado quien le puso un timbre a la carta, una estampilla y dejó la carta en algo parecido a un buzón, sonreí y me fui de allí algo más tranquila pero ansiosa por la respuesta que probablemente… Llegaría varias semanas más tarde. Miré hacia todas partes, desconocía totalmente la cuidad, no me haría mal visitar un par de lugares, después de todo, mi casa estaba cerca de allí, me detuve en un parque y me senté al lado de un árbol, en el fresco césped, húmedo gracias a las gotas de rocío esparcidas por la helada de la noche anterior.

-Es un lindo lugar… -Musité.

El parque estaba vacío, cerré los ojos y me apoyé en la firme corteza del tronco, abrí los ojos al instante, el viento resopló dejando a mi cabello volar con toda libertad. Me distraje un momento, cerca del lugar en el que me encontraba, pasaban dos niños pequeños, una niña de lindos ojos verdes y cabello negro tomado en una coleta, acompañada de otro niño de su edad con las mismas características, jugueteaban por ahí acompañados de quien probablemente sea su madre, sin darme cuenta se habían acercado a mi, al parecer les llamó la atención que haya sido la única persona en el parque…

-¡Hola! –Saludaron al unísono, una sonrisa adornaba sus rostros.

-H-hola… -Respondí confundida, una sonrisa se escapó inconscientemente de mis labios.

-¿Cómo te llamas? –Preguntó el pequeño.

-Jennifer… ¿Y ustedes?

-Yo me llamo Nina, y el es Bryan –Contestó tiernamente.

-Son unos nombres muy bonitos

-¡Gracias! –Respondieron.

La (Creo) madre de los pequeños les llamó, se despidieron amablemente y se fueron tal como borreguitos, alejándose entre la luz matinal que entrecortaba sus pequeñas siluetas. Sonreí nuevamente, esta vez con nostalgia, pareciera que todo quería llevarme a recordar… Lo que no quería recordar, al menos, no ahora…
Suspiré pesadamente, volví al árbol y me apoyé nuevamente en su tronco. Tomé lo que colgaba en mi cuello, un relicario, una foto descansaba en el, acompañada de una frase escrita con perfecta caligrafía en el lado opuesto; “Feliz cumpleaños. Princesa. ♥”. Sonreí  levemente y apegué con cariño el objeto a mi pecho, luego de un rato, devolví el relicario a donde estaba. Me levanté de allí, el sonido de los autos se dejó escuchar y no es muy de mi gusto oírlo tan temprano, me molesta. Con paso lento y calmado me caminé hacia mi casa, con la mirada baja otra vez, nada me importaba en lo más mínimo como para dignarme a mirar a algún punto en especifico de los lugares por los que pasaba… Fue en ese momento cuando una sola idea recorría mi mente…

…Nada tiene sentido si no está aquí.